Cascada de Tamul

El humo de la hornilla se dispersa por las hendiduras de los otates de la cocina mientras hacemos turno en un puesto de alimentos en el poblado de Tanchachin. Todos queremos un cafecito calientito, es temprano, y el ambiente es agradablemente fresco; hicimos una parada en la caravana de vehículos de la empresa Huaxteca, nos dirigimos al ejido la Morena, y de ahí, a la famosa cascada de Tamul.

El sol apenas empieza a levantarse sobre el valle de la Ciénega de Santa Anita-Tanchachin. En este poblado el arroyo de Santa Anita cede sus aguas al bello Tampaon. Proseguimos, y en poco tiempo llegamos al embarcadero de la Morena; lanchas multicolores contrastan con el verde turquesa del río. El suelo de aluvión alberga unos imponentes y bellos Álamos. Los guías nos indican la obligatoriedad de los chalecos salvavidas y los lancheros nos proporcionan los remos para que, entre todos, podamos remontar contracorriente.

El sonido gutural de una hermosa Oropéndola de Moctezuma resuena en el río, al mismo tiempo que se deja caer hacia atrás abriendo sus alas, y literalmente, colgarse de sus patas; comportamiento inequívoco de cortejo. Sus enormes nidos en forma de bolsa cuelgan en conjunto en lo alto de un Álamo, son como 40. En el otro extremo, un grupo de Garza Cucharón descansan en los Sauces, esperan con paciencia la noche para alimentarse. Sus grandes ojos y su extraño pico llaman la atención.

Dejamos el valle para entrar a la garganta del cañón. Los peñascos dan paso a plantas de la familia de las cactáceas y de los agaves. Los Mocoques exhiben sus blancas flores y en lo alto planea un grupo de Aura Cabeza Roja.

Pasamos por la Cueva del Agua, pero será en el regreso cuando la visitemos. Chorreras brotan de la falda de la Sierra, y las piedras sarrosas están cubiertas de bellos helechos.

De pronto la embarcación es detenida en su margen derecha, nos indican que desembarquemos y caminemos un corto tramo por la orilla, ya que es un área de pequeños rápidos que, por la profundidad tan baja y nuestro peso, no es posible remar. Más adelante nos incorporamos nuevamente a las embarcaciones. Casi enseguida el río da un giro, pero aun sin dar vuelta se empieza a escuchar un estruendo; enseguida, al girar, se deja ver la impresionante cascada de Tamul.

El río Gallinas se precipita de aproximadamente 105 metros de altura sobre el río Santa María. Es tan alta la caída que el agua se disgrega en finas gotas que, al mezclarse con el aire, hace que la cascada tome un blanco, semejante a un velo de novia. Con el sol inclinado en la mañana, y ubicado uno en buen punto, puedes observar la formación de un hermoso arcoíris que, como un marco de lujo, hace lucir aún más este bello lugar. En este punto, se dice, nace el Tampaón.

Las embarcaciones se enfilan hacía una gran roca situada casi a mitad del río. Descendemos para las fotos del recuerdo, otros para brincar a las aguas y nadar un rato. Despejada un poco la roca, desembarca la siguiente, y así van tomando su turno decenas de lanchas que trasladan a una gran diversidad de turistas provenientes de otros estados y de otros países.

Nos divertimos subiendo a las rocas de las orillas para realizar saltos al agua, entre más alto, mejor. El guía nos indica que es hora de abordar para el retorno. Los pequeños rápidos que esquivamos caminando, ahora los disfrutamos en la embarcación; la quilla se levanta y cae una y otra vez. Al pasar esta zona el agua se tranquiliza y nos detenemos en la llamada “Cueva del Agua”.

La gruta está situada un poco arriba del nivel de río. Subimos unas escalinatas y llegas a una impresionante caverna que exhibe en su interior una gran piscina de agua transparente y algo azulada; eso sí, fría, pero reconfortante.

Puedes escalar un poco las paredes de la caverna y de ahí saltar al agua. Retornamos a las lanchas y ahora la diversión consiste en mojar a los turistas que apenas van hacia la cascada, es como un juego de guerritas a ver quién moja más.

Llegamos al embarcadero de la Morena, cansados, pero con gran satisfacción del recorrido. Ya para subir al vehículo miro hacía en cañón por donde el río se abre paso, el sol nos despide reflejando sus rojizos rayos en el agua, y una hermosa Garza Blanca levanta su pausado vuelo encima de las hojas de los sauces que acarician el agua…

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